Mi nombre es Magdalena Colina nací en el año 94′ en el barrio uruguayo Piedras Blancas. Siempre fui una niña que vivía en su mente, cuestionandome la existencia. En mi familia decían que yo vivía en la luna, siempre destacaban mi aparente falta de atención a las cosas practicas y lógicas de la vida.

Estudié y viví toda mi adolescencia en Buenos Aires. Ahí conocí a maestros magníficos de mis dos pasiones, Danzas y arte visual. En la Media 22 Antonio Berni, un polimodal del barrio Ezpeleta supe que el arte, era para mí. Lo bello… lo venusino. Esas horas de arte se me pasaban volando en el liceo! no me importaba el recreo, solo quería seguir con mi obra. Y cuando salía de mis clases de Danza del vientre, en una escuela de Barrio en Quilmes, flotaba en una alfombra mágica, liviana, motivada. Contrastando la realidad en mi casa, que era bastante dura. El arte me elevaba por sobre todo lo que estaba sucediendo en mi vida, llevándome a una energía que no sabía explicar, donde todo estaba bien.

A mis 18 años volví a vivir en Uruguay, dí clases de Danza del Vientre para niñas de entre 4 a 12 años y fue de las experiencias mas enriquecedoras que viví, ya que amo la infancia. Pero en ese entonces, dejé toda chispa artística en mi al irme a vivir con una pareja muy celosa. Yo era chica e ingenua, lo que sentí en ese momento fue: Mi sensualidad es mala, incomoda a los demás, me hace culpable, debo hacerme mas pequeña para encajar y ser amada. Me olvidé de mí y empecé a buscar un oficio que me guste, que hice? Conseguí trabajo como maquilladora, pues maquillaba muy bien. En este trabajo conocí el mundo de la belleza, estudié cosmetología científica. Mis dones venusinos encontraron un lugar diferente donde expresarse, al menos un poquito.

Trabajé siete años para marcas de lujo, ví y atendí muchas pieles. Descubrí mi satisfacción por hacer que las mujeres logren verse a si mismas. Era normal que una mujer venga a mi sintiéndose insegura buscando una lujosa crema, un delineador o el color perfecto para sus labios y se vaya con un nuevo truco de maquillaje, la piel luminosa y una charla de amigas, saliendo exulante del local, sintiéndose reiniciada y feliz. Conocí mi talento de ver la belleza en la mujer, yo veo a una mujer y veo arte, formas, geometrías y colores. Mi cerebro parece mirarlas y comprender al instante sus fuertes, lo que las favorece y sin duda se que las hará brillar. Mi ojo de artista comprendió que no solo sirve para dibujar y generar armonía en un papel si no también, en una persona. Volví a la hermandad con mi femenino, y las mujeres que rodeaban mi vida fueron la que me espejaron también mi propia grandeza, para que me libere de esa pareja limitante y violenta que vivía. Mis diosas internas y las diosas de mis amigas estaban en plan «amiga date cuenta»

Luego de un par de años de vivir sola, en la pandemia mi niña interna mística tomó el mando otra vez. El arte volvió a florecer en mi y las ganas de volver a mi esencia se reforzaron. Mi camino espiritual fue largo, me fui liberando de viejos patrones y creencias que me aprisionaban. Encontré a un hombre con su masculinidad sana, empecé a aceptar a las Diosas en mi. Cree mi propia línea de productos para la piel basadas en los elementos de la naturaleza. Lo orgánico me empezó a llamar, la tierra me reclamó como a una de sus hijitas perdidas en un mundo estético y sintético. El viaje venusino es muy loco, antes gastaba un montón de tiempo, dinero y energía en mi belleza física, siempre tratando de vestirme en tendencia, pulida, maquillada y plastificada.

Hoy en día creo que le verdadero magnetismo femenino esta en soltar el esfuerzo de lo que no resuena contigo e ir a tus profundidades, ver que dones hay para ti y traerlos al mundo. Poner limites, elegir con sabiduría. salir de tu zona de confort, buscar tus pasiones, EXPRESAR TU ESENCIA. Aceptar tu singularidad, estar en tu cuerpo y enaltecerlo con rituales de belleza que si tengan sentido para ti, sacando el foco del ojo externo y creando a tu alrededor un aura magnética que no se puede ignorar, porque esa aura emana la energía de una Diosa aprobándose a si misma y descansando en su templo. No hay nada mas fuerte que eso.

Los estándares, las modas, las tendencias solo generan que sigas queriendo alcanzarlas como un hamster en una rueda, siempre te sentirás insuficiente porque estas practicas buscan que te compares con algo que nunca serás. Una mujer que emana magnetismo natural no necesita estar peinada con tratamientos que van totalmente en contra del crecimiento natural de su pelo… lo que hace que brilles es estar feliz con vos misma, disfrutando-te. Disfrutando lo que Dios te dió, comprendiendo a todas las Diosas que hay en tí en cada fase lunar sin rechazar a ninguna ni hacerlas culpables, darles una voz y abriéndote al regalo que tienen para darte. Relajándote en tu existencia, sin esfuerzos de agradar ni de demostrar.

Quiero aclarar que yo amo las intervenciones de belleza, la pelu, el maquillaje, los esmaltes, todo… amo el mundo venusino y el arte que somos capaces de crear en nosotras mismas pero… desde donde lo estamos haciendo? y a que costo?… Que tanto dependes de estas intervenciones y cuanto dura esa autoestima en ti? Que tan buenas son para tu salud? Aprender a balancear tus hormonas para que tus uñas y tu pelo estén naturalmente fuertes espejando tu fuerza psíquica te aseguro que va a generar en ti una autoestima mas solida y tranquila en vez simular este brillo y fuerza con objetos fuera de lo orgánico, que terminan destruyendo tu pelo y uñas. En el equilibrio esta toda la belleza. Y el equilibrio interno es imparable, si o si se expresa hacia afuera. Mientras que el equilibrio y armonía únicamente externos es hueco por dentro, te mantiene dependiente y presa de ello para sentirte hermosa y poderosa. Lo viví en carne propia.

Todo mi servicio gira en torno a esto… yo amo el maquillaje, el skincare y todo lo que las venusinas hacemos para divertirnos… pero en mi misma comprobé que la versión mas magnética se despertó cuando reconocí mis dones, mi magia interna, mi fuego. Cuando me animé a ser vulnerable. Ser honesta con mis deseos, encender fuerza de voluntad para manifestarlos. Y luego jugar con la materia y los colores para expresar eso que descubrí adentro mío, no para parecerme a otra persona ni ser aceptada.

Todo este proceso de darle Luz a la diosa Venusina, se consolidó en el despertar de la mujer salvaje luego de dejar la pastilla anticonceptiva y comenzar un viaje de sanación con el acné que me salió luego de este acto de liberación que es recibir a mis verdaderas hormonas y limpiarme de las sintéticas. Empezar a balancear la energía durante el mes, abrazar la fertilidad y usarla para activar mi magia interna. La danza del vientre, el arte canalizado, han sido mis herramientas para sanar mi relación con la creatividad, la sensualidad y los dones del agua, dejarlo salir y expresar. Representar a las Diosas en mi y conocer cada vez mas mis dones psíquicos ha sido mi ultimo aprendizaje y todo esto, se los comparto con ustedes amigas.

Gracias por llegar hasta acá!

Scroll to Top